Hola!! Soy Covidio, soy el bebé de mi mamá. Ella se llama Uma. Nos rescató mi mamá y mi papá humanos de un final muy muy feo.
Mi papá trabaja en la Unidad Medica de Aislamiento del Covid, en la ciudad de Querétaro; por eso nos llamamos así: Uma y Covidio.
Llegamos a ese lugar después de caminar mucho y después de escapar de un lugar donde nos maltrataban. A mi mamá la usaban para tener muchos bebés; tuve muchos hermanos. Y a mí me usaban para que otros perros más grandes me mordieran y practicaran para las peleas.
Mi mamá humana trabajaba en una veterinaria así que mi papá humano le dijo a mi mamá que fuera por nosotros, ya que nos querían echar a la calle. Mi perrimamá estaba muy triste y preocupada porque yo estaba muy malito, tenía una herida muy grande en mi cuello y cabeza, no tenía fuerzas, no me podía mantener de pie y solo estaba esperando para cerrar mis ojitos.
Cuando llego mi mamá humana me cargó y nos llevó a su trabajo.
Cuando llegamos mi mamá le dijo al veterinario que nos salvara. Después de la evaluación del doctor, le dijo a mi mamá que yo estaba con choque séptico, o sea infección en mi organismo y si no me atendían en ese momento hubiese muerto ya que tenía muchísimas mordidas en todo mi cuerpo.
Me pusieron unos drenajes para poder sacar toda la pus que tenía en mi cuerpo y tenía que estar hospitalizado.
Me tenían miedo porque les gruñía a todos, excepto a mi mami humana. Ella me cantaba, me explicaba lo que me hacían y me pedía por favor que mejorara pronto para irnos a casita. Mi perrimamá estuvo en pensión en otra clínica porque no nos podían tener juntitos.
A ella le hicieron muchos estudios porque pensaban que estaba embarazada y descubrieron que no, solo tenía su útero muy grande por todas las veces que tuvo bebés, pero estaba fuerte y estable.
El día de mi segunda cirugía me esterilizaron y aprovecharon para quitarme el tejido muerto, dejándome un pedazo sin piel de aproximadamente 25 cm de diámetro. Probablemente me tendrían que operar pasando 3 semanas para poder cerrar un poquito mi herida. En ese momento a mi perrimamá Uma le salió una infección en su ojo y mi mamá humana la llevó al veterinario, le descubrieron una úlcera y probablemente podría perder su ojo así que le dieron muchas gotas y se las debían poner cada 4 horas.
Aquí viene algo nada bueno: el veterinario me trataba muy mal y me decía cosas muy groseras como “perro podrido”, mi mami decidió cambiar de doctor y en lo que el nuevo veterinario llegaba a Querétaro, mami aprendió a hacerme las limpiezas y curaciones.
Como fue muy difícil que hubiera hogar temporal para mi mamá y para mí donde estuviéramos juntos, mis abuelitos paternos nos prestaron el terreno que tienen a un lado de su casa y ahí estaríamos juntos mi mamá y yo.
Pero un día llegó protección animal dispuestos a llevarnos a mi mamá y a mi, porque recibieron la denuncia de alguien que dijo que nos tenían abandonados y esa persona declaró ser testigo de como nos peleábamos mi mamá Uma y yo, cuando eso fue una completa falsedad. Mi abuelita se asustó y le llamó a mi mamá humana, ella habló con el inspector y logró que nos dejaran ahí y quedó de ir a dejar pruebas a la mañana siguiente. Mandaron a hacer lonas donde decían que estábamos recién rescatados, esto con el fin de que los vecinos no volvieran a denunciar.
En cada curación mami me daba un besito en mi parche y me decía lo guapo que me estaba viendo. A mi mami Uma también le daba besitos.
Mis abuelitos nos consienten mucho, nos dan salchichitas de premio, nos pusieron una techito sobre nuestra casa por si llueve no nos mojemos y juegan con nosotros. Ahora ya mi perrimami está sana de sus ojitos y a mí ya casi se me cierra mi herida al 100%.
Agradezco siempre a nuestros papis y abuelitos humanos por el gran corazón que tuvieron y aun tienen, por querernos tanto y ser de los humanos que aun tienen la voluntad de rescatar seres que los necesitamos tanto.
Ahora conozco LA FELICIDAD
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