Mis humanos me pusieron ese nombre porque en coreano significa “precioso”. Supongo que debería ser más modesto, pero francamente soy muy guapo.
Aunque, no siempre fue así. Cuando era muy, muy chiquito, no recuerdo cómo terminé solo en alguna calle de Cholula, Puebla. Llovía y tenía miedo porque escuchaba a muchos perros a mi alrededor, y aunque estaba listo para enfrentarlos, quizá no hubiera sido una buena idea.
Comenzaba a oscurecer cuando la vi pasar. Tenía hambre y frío así que le maullé , pero ella no me escuchó, así que maullé lo más fuerte que pude y por fin, ella se detuvo. Volteó hacía los lados, pero yo era muy chiquito y ella no me veía en el piso. Seguí maullando para que no se fuera mientras caminé rápido hasta tocar su tobillo. Ella volteó hacía abajo y como que no podía creerlo. Me cargó, me metió en su sudadera y me llevó a su casa.
Llegué a un lugar donde había otros más como yo, pero más grandes.
A la mañana siguiente, me bañaron y fuimos a visitar a un señor que me hizo pasar un mal rato con un termómetro. Escuché cuando le dijeron a la humana que yo estaba en muy mal estado, seguro ese hombre no sabía lo que decía, pero tuvimos que regresar a visitarlo en muchas otras ocasiones. No era algo que me hiciera muy feliz que digamos, pero con el tiempo me sentía más fuerte y después hasta nos volvimos compas.
Pasaron semanas y Benito, Caín y Niebla, los otros gatos de la casa, ya eran mis amigos, sin embargo me dijeron que en realidad yo iría a vivir con otra familia. Yo no quería, así que decidí seguirla a todos lados, acompañarla cuando leía, veía tele, o simplemente cuando descansaba. Le ronroneaba y ella me cargaba entre sus brazos y me daba muchos besitos.
Después de casi dos meses, alguien preguntó por mí. Iban a adoptarme, me tenía que preparar porque pasarían por mí al día siguiente. Ella lloraba mucho, y yo no entendía porqué cada que iba a consolarle lloraba más.
Yo tampoco quería irme, me gustaba estar con mis otros amigos y ahora tenía más confianza y era más temerario.
Ese día, el día que iría con mi nueva familia, ella acordó un trato, y me quedé.
Desde entonces soy parte de la familia, crecí y me convertí en todo un galán.
Esa es mi historia, soy Jin, pero puedes llamarme Jinsy.
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