Los productos de origen animal van más allá de la carne, hay derivados de animales que también provienen del maltrato y abuso, como la miel de abeja.
La industria apícola (productora de miel) ha crecido de manera exponencial debido a su alta demanda entre los consumidores en las últimas décadas. Cada vez hay más demanda y menos abejas, ya que la gran mayoría mueren de estrés, producido por agotamiento; se las estimula constantemente para que sigan produciendo al máximo de su capacidad.
Aunque las abejas no cuentan con un sistema nervioso complejo, éstas también tienen capacidad de sentir dolor. Son insectos inteligentes, con unos complejos sistemas de comunicación que las hacen únicas.
La apicultura explota y asesina abejas, son manipuladas para obtener productos destinados al consumo humano como miel, propóleo, polen, jalea real, cera y hasta veneno. Actualmente se produce el doble de cantidad que décadas atrás, justo cuando la cantidad de abejas se ha reducido. Los principales productores son: China, Corea, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Alemania y México.
Las mejores alternativas para endulzar nuestros alimentos sin ser cómplices del maltrato y asesinato de abejas son: Piloncillo o Panela, Jarabe de Arce, Néctar o Miel de Agave, Jarabe de Arroz Integral, Miel a base de Manzana, Miel de Diente de León, Jarabe de Malta.
Algo debe quedarnos claro, la miel que las abejas producen es para sí mismas, no para los humanos.
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