Es curioso saber que felinos como el tigre, leopardo o el lince son asiduos nadadores, sin embargo, los felinos más pequeños y caseros, como los gatos, no son conocidos por ser amantes del agua precisamente.
Varios médicos y científicos tienen sus propias teorías y aquí te dejamos algunas de las más reconocidas, sí, para saber por qué a nuestros gatos no les gusta el agua, o tal vez al tuyo sí.
1. La Doctora Eve Cohen de Bideawee opina: “cuando un gato se moja, su pelo se vuelve más pesado, frío e incómodo. También puede tardar mucho tiempo en secarse por sí solo”.
Otro aspecto de incomodidad es que los gatos son criaturas rápidas y ágiles, ligeros en sus patas y adeptos a saltar y balancearse. En el agua, podrían sentirse fuera de control ya que los hace lentos”
2. Algunos médicos creen que basta con una experiencia negativa con el agua para tratar de evitarla el resto de su vida.
3. Reacción de miedo: “Si los dueños han usado una pistola de agua o botella de spray para disuadir a los gatos de estar en superficies como muebles o en la barra de la cocina, podrían estar respondiendo negativamente al agua”. Así lo dice Jennifer Kasten, DVM, de Tomlyn Veterinary Science.
4. ¿Tu gato juega con el agua de la llave? La Doctora Cohen cree que “la atracción seguramente sea más por el juego del movimiento del agua, el ruido que hace y la luz que refleja, lo que estimula el fuerte instinto de presa del gato”.
Otros expertos piensan que los gatos evolucionaron y prefieren el agua de grifo limpia y segura en lugar del agua estancada en la naturaleza.
5. Algunas razas de gatos como Maine Coon, Bengala, Abisinio, o Van Turco suelen disfrutar mucho los chapuzones, ya que tienen una textura distinta en su pelo que los hace más resistentes al agua y no sufren la incomodidad.
Se recomienda acostumbrar a los baños o al contacto con el agua a los gatos desde que son bebés (de 3 a 16 semanas), cuando ya son mayores o sufren alguna enfermedad como artritis, aunque con ellos el proceso de adaptación podría ser más lento.
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